lunes, 1 de septiembre de 2014

“Vox populi vox Dei”, pero… ¿A veces el pueblo se equivoca?


“El peor analfabeto es el analfabeto político, no oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas”                                                                                     
                                                                                                     Bertol Brecht (Dramaturgo y poeta alemán, 1898-1956)

Se le atribuye a Enrique III, Rey de Francia en 1586, la frase “Vox populi vox Dei”, aunque otras versiones dicen que fue Alcunio de York, teólogo inglés (735-804), quien dijo “La voz del Pueblo es la voz de Dios”                                                                          
Pero… ¿La voz del pueblo se puede equivocar, aunque sea la voz de Dios?  Pues yo me atrevería a decir que hoy en día, cualquiera se puede equivocar. Sobre todo, cuando quien nos vende su candidatura, valiéndose de las más modernas técnicas de comunicación, utiliza la mentira y la demagogia para engañar al electorado. Afortunadamente, cada vez más, la gente no se deja engañar, dada las malas experiencias vividas, y también, por qué no decirlo, porque la mayoría de los políticos están conscientes que reditúa más ser correctos y transparentes.
Ahora bien, ¿Es responsabilidad absoluta de los partidos políticos y sus miembros, que los candidatos a elegir, sean los más idóneos? ¿O tienen los electores su cuota de responsabilidad?

Como en el año 2015 tendremos que acudir a las urnas para elegir a nuestros representantes en las elecciones municipales, parlamentarias y para el Presidente del Gobierno de España, creo prudente tratar de evaluar, al menos con estos cinco puntos, a título de orientación, lo que deberíamos tomar en cuenta a la hora de elegir o seleccionar a los candidatos que votemos.
Ø  Debemos conocer la experiencia en la gestión y en el desempeño gubernamental.                                Infórmate del currículum de tus candidatos y compara sus experiencias y formación en cargos similares a los que se postulan. ¿Qué licenciatura o estudios poseen y en qué áreas? ¿Cuáles son sus competencias para administrar?, ya que es indispensable que en el nivel de gobierno que fueren tengan la adecuada preparación para el cargo por el que compiten. Esto te daría una idea de sus habilidades, aptitudes y competencias para el puesto. Recuerda que hay algunos candidatos que nunca han gobernado, que son muy buenos criticando la gestión de los demás, pero nadie conoce sus andares.
Ø  Analiza un poco el estilo de vida y estatus social.
 ¿Es soltero o casado?, ¿Tiene hijos? ¿Creció en el seno de una familia tradicional? Indaga dónde estudió, en dónde nació y en dónde ha vivido. ¿Quiénes son sus amistades y que círculos sociales frecuenta? ¿Hace o no deporte y/o alguna labor social? ¿Qué religión profesa o cuáles son sus creencias? No olvides que quien no la debe no la teme, y por eso puede exhibirse sin temor ante su electorado.
Ø  Observar su entorno mediático, es decir aquellas personas que los rodean, ya que es muy probable que éstos personajes formen parte de su gabinete. Aquí incluimos a la gente del partido que lo postula y sus antecedentes, las relaciones con empresarios y su cercanía a la sociedad (dime con quién andas y te diré quién eres), ¿Cómo se comporta en diferentes escenarios y ante distintos auditorios? Si te fuera posible, asiste a algún evento o mitin de cada uno de los candidatos y observa quienes lo siguen, si tienen personal de seguridad, quienes son sus encargados de la logística y apoyo. Así podrás darte cuenta que tan cercanos están de la gente y como tratan a sus diferentes públicos. Si son pacientes y escuchan, o son falsos y solamente están “posando para la foto”. Así sabrás quien o quienes tendrán injerencia en su toma de decisiones de llegar al poder y que tan auténticos son. Toma en cuenta que en las tertulias de TV y radio, siempre podrán hacer uso de su capacidad histriónica y no mostrarse como son en realidad.
Ø  Considera su historial como político; si los cargos que ha tenido anteriormente los ha terminado y que resultados ha dado; si ha tenido problemas en su partido o se ha cambiado de un partido a otro. Así podrás darte cuenta si estas ante un candidato confiable y un político de convicciones, o simplemente se trata de un “arribista” o “paracaidista” que salta de cargo en cargo o de partido en partido, sin importar si cumplió con sus compromisos anteriores. También podrás conocer si se ha mostrado como una persona integral, responsable y honesta y, lo más importante, comprometido con la ciudadanía. Fíjate en lo que dice. “Dime de que alardeas y te diré de lo que careces”
Ø  Finalmente lo más importante, analiza realmente su plataforma política. Si sus propuestas y programa de gobierno son innovadoras y originales o son un “copia y pega” de otro. Si además estas son viables o simplemente se quedarán, como en la mayoría de los casos, en solo promesas de campaña.

Entiendo que hacer un ejercicio como el sugerido en estos 5 puntos, casi que resulta aburrido y quizás poco práctico, porque regularmente serán las emociones y no las razones las que nos impulsen a votar por uno u otro candidato; al margen de nuestras convicciones ideológicas, que nos identificarán con el candidato de nuestro partido, aunque otros candidatos se muestren mejores.

Sabemos que mientras más ignorante sea el pueblo, que mientras más necesidades tenga, será más fácil engañarlo con falsas promesas, pero aun así, la población instruida, educada y pensante no puede renunciar a su responsabilidad de saber elegir a sus futuros gobernantes.
Eduardo Guerra B

Analista político y representante en España de la empresa Estudios y Organización Eugenio Escuela. 

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