lunes, 29 de junio de 2015

 Pablo Iglesias a  Alberto Garzón:
    ¡No te vistas que no vas…!

 “El amor y el interés se fueron al campo un día, pero más pudo el interés que el amor que le  tenía.”                                     Refrán Popular.

El pasado miércoles 24 de junio, se reunieron en la sede de PODEMOS, en Madrid, después de varios meses sin hacerlo, el líder máximo de la joven formación morada, Pablo Iglesias, y el candidato a las elecciones de la Presidencia de España, Alberto Garzón, de Izquierda Unida.

El encuentro, que había generado mucha expectativa, dado que los resultados de las elecciones municipales y autonómicas le dieron buenos e importantes éxitos a esa fusión de partidos de izquierda, terminó como ya anunció hace meses Pablo Iglesias, en que no habrá acuerdo electoral entre IU y PODEMOS, algo así como “No te vistas que no vas…”

Y es que aunque haya muy buena sintonía entre Iglesias y Garzón, por la coincidencia en lo programático y el diagnóstico de la situación del país, la diferencia en la estrategia es notable: Iglesias quiere ser el candidato, con sus propias siglas de PODEMOS, y Garzón está dispuesto a no serlo, siempre y cuando lo hagan en una plataforma única de izquierda, parecida a la de AhoraMadrid.

Pero es que el interés de cada uno es diferente, aunque se tengan mucho amor desde hace años.
Alberto Garzón se muestra sumiso y débil frente a un Pablo Iglesias que se sabe poderoso, en virtud de las más recientes encuestas.  De hecho, la reunión se hace en la sede de PODEMOS y no en un punto neutro, como ocurrió en la reunión de Iglesias y Pedro Sánchez del PSOE, que fue en un hotel, cenando pescadito y tortilla.

Al parecer Garzón busca desesperadamente el acuerdo con Iglesias, porque de esa forma podría disimular el fracaso y la caída de IU, precisamente al ser fagocitada por PODEMOS (Iglesias, Monedero, Errejón, antiguos miembros y asesores de IU) y acallaría voces en su propio partido como las de Cayo Lara y Gaspar Llamazares que internamente reclaman que Garzón parece un Caballo de Troya de PODEMOS en IU.

Por su parte, la estrategia de Iglesias es aparentar que PODEMOS se parece más al PSOE que a IU, ese radicalismo de los que representan al comunismo en España, no le conviene, por ahora… Ipse Dixit Hugo Chávez.

De momento y en la medida que avance la campaña electoral, PODEMOS se hará en apariencia más demócrata que nunca, más de centro que todos, hasta bajará el tono amenazante que ha usado meses atrás. Iglesias no fruncirá tanto el seño, y hasta sonreirá más, viajará en su autobús por toda España, cual Barack Obama o Hugo Chávez en sus campañas.

El problema para IU, es que sus dirigentes fundamentales, Anguita, Lara, Llamazares, nunca han negado ser comunistas, dignos representantes del Marxismo Leninismo, y de ahí que nunca hayan ganado más del 5% del electorado en elecciones generales. Sin duda, no han pretendido engañar, con gallardía han dicho lo que son.

Pero ese no es el caso ni la estrategia de PODEMOS. Ellos saben que las elecciones se ganan en el centro, y al centro irán con tal de llegar al poder. Ser “Los monaguillos de Maduro”, según Felipe González, no se lo podrán quitar de encima, será su karma en la campaña. Su habilidad será engañar al electorado, disfrazarse de caperucita roja, hacerle creer a Pedro Sánchez que han cambiado, y que los de PODEMOS ya no son populistas, ni los del PSOE son tan casta…

Para Cayo Lara y Garzón, los resultados de las municipales y autonómicas demostraron que las marcas blancas de PODEMOS no eran tan fuertes, que si no fuera por IU, tampoco se hubieran conseguido los citados éxitos; pero por esa misma razón es que PODEMOS no quiso ir con sus propias siglas, si los resultados eran malos, la culpa sería de las submarcas, y si ganaban entonces sí eran de PODEMOS.

¿El cinismo y el pragmatismo frente a la realidad?

El pueblo español decidirá el próximo noviembre si se cree el cuento de la Caperucita Roja

Eduardo Guerra B.

Analista político y representante en España de la empresa Estudios y Organización Eugenio Escuela.


           

lunes, 22 de junio de 2015

El discurso del odio  como herramienta para ganar elecciones.

                 “Nadie aprende en cabeza ajena” 
Refrán popular.

Una de las debilidades de la democracia como sistema político, es que por principio le debe dar siempre la oportunidad de participar en su seno a formaciones, personas o grupos antidemocráticos, a esos que no creen en ella.  Y no sólo que no crean en la democracia, sino que manifiestamente se han mostrado en contra de la tolerancia, y el respeto por los demás.

En apenas horas de haber llegado al poder municipal de importantes ciudades españolas, la izquierda rabiosa, la antisistema, la sectaria, ha mostrado el estilo y las formas que nos esperan en los próximos años.

El pasado sábado 13 de junio, después del acto de investidura como alcaldesa del Ayuntamiento de Madrid de la Sra. Manuela Carmena, a la salida del acto, a Begoña Villací, vocera de Ciudadanos y a los demás miembros del grupo, los insultaron con toda clase de improperios, se los amenazó de muerte, entre empujones y al grito de “SÍ SE PUEDE”. Días después se conocieron los intolerables tuits antisemitas, del Concejal de AhoraMadrid, Guillermo Zapata; pasadas unas horas salió a flote la imputación de la vocera de AhoraMadrid, Rita Maestre, por haber entrado a protestar, semidesnuda en una capilla católica de la Universidad Complutense. En la misma semana, el nuevo Alcalde de Cádiz, José María González, más conocido como Kichi, de PODEMOS, apartó con cierto desprecio el crucifijo que estaba en la mesa donde se juramentó, luego quitó el retrato del Rey Juan Carlos I, que estaba en su despacho y lo sustituyó por el del anarquista Salvochea y ahora se niega a volver a izar la bandera de España en la plaza de Sevilla. Para concluir esta semana, el secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha, José García Molina, ha parafraseado un fragmento del Manifiesto Comunista de Marx y Engels en el momento de prometer su cargo como diputado en las Cortes autonómicas.

Podríamos llenar varios folios con las “anécdotas” y escándalos protagonizados por los grupos de izquierda radical que han llegado a los gobiernos municipales y autonómicos, podríamos poner imágenes de cómo se han presentado a los actos de investidura en mangas de camisa y cholas, con sus piercings y tatuajes, rompiendo todo protocolo, para demostrar demagógicamente que ellos sí son gente sencilla, gente del pueblo…

Por supuesto, desde las tertulias periodísticas de los medios de comunicación afectos a la izquierda (por ejemplo La Sexta TV y Cuatro TV), se dice que la derecha recalcitrante está exagerando con la queja acerca de estos actos. Pablo Iglesias, el líder máximo de PODEMOS se atreve a comparar la protesta de Rita Maestre, la vocero de AhoraMadrid, con las protestas de Nelson Mandela frente al Apartheid. Para la izquierda rabiosa los delitos de los suyos no son tan delitos, sus corrupciones no son tales, y siempre las penas y castigos para los de la derecha deben ser ejemplares. Los periodistas progres, algunos, haciendo de tontos útiles, dicen que a estos nuevos gobernantes hay que darles el beneficio de la duda, los primeros 100 días para empezar a criticarles, que hay que ser tolerantes porque tienen poca experiencia mandando;  que ya está bien de acusarles de ser chavistas a lo venezolano…

A Begoña Villacís, el 13 de junio, las nuevas autoridades le sugirieron que salieran por la puerta de atrás del Ayuntamiento, para evitar que los grupos que estaban celebrando el triunfo de Manuela Carmena no la fueran a agredir. Afortunadamente la valentía se impuso y se negó.

El comunismo-socialismo, sobre todo el del Siglo XXI, sabe y practica que si no se tiene el poder militar para gobernar, entonces se trabaja sembrando la contradicción desde la base (Manifiesto Comunista), minando sus estructuras; luego usando el beneficio del voto para llegar al poder, y desde ahí acabar con la democracia y la división de poderes.

Sí, lo sé, España no es Venezuela, pero el PODEMOS de Pablo Iglesias sí se ha nutrido y se continúa nutriendo de la savia chavista. Claro está, el manual CastroChavistaMadurista de la franquicia dice que en los momentos electorales habrá que negar cien veces la vinculación.

En Venezuela como en España, la izquierda rabiosa ha seguido la misma estrategia, disfrazarse de Caperucita Roja, y lo peor es que los partidos de izquierda democrática (PSOE, AD, COPEI), allá como aquí, se han prestado para que la estrategia les funcione a los radicales, creyendo que ellos, por ser más experimentados y demócratas podrían controlar a los cabezas calientes chavistas podemistas.

Nos esperan días aciagos… España no es Venezuela, pero bien lo dice el refrán popular “Nadie aprende en cabeza ajena”.

Ojalá me equivoque, pero no me extrañaría ver dentro de unos meses una esquina caliente en Madrid o Barcelona, como la que existe en Caracas muy cerca del Congreso Nacional.

Eduardo Guerra B

Analista político y representante en España de la empresa Estudios y Organización Eugenio Escuela.

lunes, 15 de junio de 2015

¡Se consumó el cambio!

 Ciudadanos y PODEMOS han decidido el nuevo mapa político de España.

"Todo fluye, nada permanece"
Heráclito de Efeso (540-470 a. C.) Filósofo griego.


Finalmente el sábado 13 de junio se dio un cambio político en España, las elecciones municipales y autonómicas determinaron que el bipartidismo dejó de ser hegemónico para darle paso al cuatripartidismo español. Lo interesante e importante es que ahora las estrategias de los cuatro partidos estarán orientadas a ganar las próximas elecciones generales de noviembre. 

Y a todas estas,

¿Quién quedó mejor parado de cara a ese escenario?

Para el Partido Popular la situación es difícil y compleja. Aún siendo el partido que más votos consiguió, sin duda es el más afectado al perder ciudades como Madrid, Valencia y Zaragoza, después de gobernar en ellas por más de veinte años. La corrupción ha sido su principal lastre y para más INRI, han tenido que asumir el gran disgusto de la población con las medidas de ajuste económico, y ahora que se empieza a ver cierta mejoría en la tendencia de la recuperación de la economía, posiblemente las maduras se las comerá otro, quedándose el PP sólo con las verdes. Mariano Rajoy se muestra confundido, primero dice que no hará ningún cambio ni en su equipo humano, ni en las políticas económicas, para unos días después declarar y admitir que sí los hará. Luego, pasadas unas horas, dice que nadie debe hacerse expectativas con tales cambios, algo así como que está deshojando la margarita. Su estrategia más segura es presentarse como el único partido y candidato que puede evitar que la izquierda, sobre todo la izquierda rabiosa, frene y acabe con la tendencia de mejoría económica; se mostrará como el único capaz de frenar la amenaza comunista que quiere destruir el estado monárquico y ser el único capaz de frenar a los independentistas que no quieren una España unida. Es posible que tenga éxito con esta estrategia, sobre todo va a depender de lo que hagan los nuevos gobiernos municipales y autonómicos de izquierda, que ya amenazan con sus primeras medidas la estabilidad y la cordura en Barcelona, Valencia, Cádiz o Madrid.  Su posibilidad de volver a ser Presidente del Gobierno de España pasa por ser apoyado por Ciudadanos, único partido con el que puede sentarse a negociar.

Albert Rivera y Ciudadanos han jugado a ser reconocidos como el verdadero partido del centro, al apoyar a Susana Díaz (PSOE) en Sevilla, o a Cristina Cifuentes (PP) en Madrid. Podríamos decir que es el partido bisagra de la democracia española, capaz de frenar a los independentistas (casi logran evitar que  Compromís de Valencia entrara en el gobierno, haciéndole la oferta a Ximo Puig del PSOE). Como sus votos provienen en su mayoría de los decepcionados del PP, la izquierda los acusará de ser la marca blanca del PP o del bipartidismo, pero resulta que Ciudadanos se alimenta también de los votos de los disgustados del PSOE y hasta de los de PODEMOS. Se presentará de cara a las generales como el único partido del cambio democrático, constitucionalista, monárquico, no corrupto y con caras nuevas. Quién quita que Albert Rivera sea el presidente de Gobierno español con el apoyo abierto y explícito del PP y de Mariano Rajoy, que para evitar que Pablo Iglesias-PODEMOS lleguen a la Moncloa, terminen por apoyarlo como Presidente. Dependerá del número de votos que consiga cada uno.

El PSOE de Pedro Sánchez es el otro gran perdedor del bipartidismo, habiendo perdido más de 600 mil votos en las municipales y autonómicas, pero quedando bien parados y ganando influencia para hacer pactos con los partidos de izquierda radical y con los independentistas. Pedro Sánchez está jugando a ser la fuerza hegemónica de la izquierda, apoyando y dejándose apoyar por PODEMOS y sus marcas blancas. El problema para Sánchez es que Pablo Iglesias aspira, y así lo dice, ser la verdadera fuerza de izquierda, que ya se fagocitó a Izquierda Unida y que tiene gran posibilidad de hacerle lo mismo al PSOE. Al parecer, olvida Pedro Sánchez que su partido fue fundador de esta democracia, que su partido es constitucionalista, y que también tienen un gran rabo de paja de la corrupción.  Su estrategia es ganar fuerza en alcaldías y autonomías a través de los pactos, para desde esa base intentar convencer a España que con él volverá al estado de bienestar, que según la izquierda, dañó el PP.  Un dirigente fundamental del PSOE, Felipe González, le ha recordado en estos días a Sánchez que se cuide, porque “Está haciendo pactos con los monaguillos de Maduro” (Iglesias, Monedero, Errejón, etc.) El verdadero problema del PSOE es que si apoya el Statu Quo (PP, bipartidismo) PODEMOS lo arrasa, y si apoya a PODEMOS y las otras fuerzas de izquierda, igualmente pueden ser desplazados.  Está el PSOE sufriendo ya el síndrome del “abrazo del oso”. Para completar sus desaciertos han terminado por apoyar a los independentistas del CIU en Cataluña, Ada Colau en Barcelona y a los de Compromís en Valencia, todo con tal de sacar al PP de los gobiernos. Han pasado de ser un partido de gobierno a ser un partido bisagra para que otros manden.

PODEMOS, sus marcas blancas y Pablo Iglesias. En realidad son ganadores. Al igual que Ciudadanos, sin tener nada, ningún concejal, alcaldes o presidentes de autonomías,  han pasado a ser los que decidieron el mapa de quién mandará en España, y a tener representación en todo el país. Vale advertir que mientras Ciudadanos sí se presentó con sus propias siglas; PODEMOS lo hizo en alianzas con fuerzas locales de izquierdas, de tal manera que Manuela Carmena (nueva alcaldesa de Madrid) dijo hasta el cansancio en la campaña que ella no era de PODEMOS. La estrategia de Pablo Iglesias se basará en tratar de desvincularse de sus nexos y conexiones chavistas de izquierda radical, o de su parecido al Syriza griego, para intentar simular parecerse lo más posible al PSOE social demócrata.  Él sabe que se está metiendo en un pozo con un tiburón llamado PSOE, pero también confía que él y su gente son como las pirañas del pozo tropical. Han sabido aprovechar el descontento de la gente, le han sacado partido a la crisis económica, han sabido denunciar la corrupción del PP y del PSOE y pueden llegar a la Moncloa si logran convencer a los españoles de que ellos no son la franquicia del socialismo del Siglo XXI, CastroChavistaMadurista. No son un partido bisagra y aspiran polarizar la campaña con el PP.

Dadas las circunstancias, nada me extrañaría que en algún momento de los próximos cuatro años, veamos cómo a Nicolás Maduro o a Evo Morales, les entreguen las llaves de la ciudad de Madrid o de Barcelona, como invitados ilustres…

Eduardo Guerra B.

Analista político y representante en España de la empresa Estudios y Organización Eugenio Escuela.

lunes, 8 de junio de 2015

De la ilusión del voto, a  la  decepción de los pactos.
                                      
   “Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros” 
Groucho Marx.

Los días de precampaña y los de campaña electoral son los días de la ilusión, de las ideas, de las propuestas de cambio, de las estrategias; son los tiempos donde la ideología cuenta, los días donde ser de derecha o de izquierda es una definición importante para los electores… Podríamos decir que es como la etapa del enamoramiento de una pareja, es como la fiesta de la democracia.

Pero pasado el día de los escrutinios, el elector, ese votante que con ilusión fue a votar, comienza a vivir la decepcionante experiencia de ver a los partidos y los políticos por los que votó, comportarse como unos parias que viven una especie de vorágine del reparto del poder. Es el tiempo de los pactos, ese tiempo donde los principios ya no cuentan, esa etapa en la cual sólo importa tocar el poder a toda costa. Es, si se quiere, la etapa terrible de la política, porque se descubre que muchas de las frases y slogans de la campaña, no eran más que eso, slogans vacíos que se hicieron para enamorar al elector, a sabiendas que no cumplirían ninguna de las promesas electorales.

Esta fase de los pactos es también la etapa de la amnesia de los dirigentes políticos, esos días donde los insultos, agravios y ataques, se olvidan. Como por arte de magia se les olvida que el adversario político (y en algunos casos el enemigo) ya no es tan “casta”, ya no es tan “populista”, ni tan “independentista”, ya no es tan corrupto y autoritario como parecía, ya no es tan naranjito… y pare usted de contar. Lamentablemente es la etapa de la política cruda y dura, son los días de llegar al poder aunque se decepcione a quien los votó. Total da igual, dentro de cuatro años se nos olvidará que nos engañaron y los volveremos a votar.

Es verdad que el sistema electoral está montado así, que si se quiere es legal, que no deja de ser democracia a la española, pero es innegable que el sistema es imperfecto y que poco a poco va decepcionando cada vez a más gente.

Un principio básico de la democracia es que aquel que más votos saque, sea el que gobierne.  Así lo ha entendido la humanidad desde los primeros tiempos como fórmula para convivir en paz y en sociedad. También es verdad que para evitar los excesos del poder, la sociedad ha buscado métodos para repartir de manera ecuánime el mismo, de ahí el método D´Hondt, o escrutinio proporcional plurinominal, aunque lamentablemente, ese espíritu de la ley sea continuamente violado.

Los pactos en sí mismos no son malos, de hecho son un ejercicio democrático para lograr la estabilidad de la gobernabilidad; pero los pactos para que sean legítimos deberían ser previos a las votaciones, el elector debería saber qué harán con su voto en el caso de ganar.

Estoy seguro que este sentimiento de engaño, decepción y frustración lo está padeciendo mucha gente en estos días, causando gran incertidumbre en toda la población. A los partidos no se les dio un cheque en blanco para que jugaran con el voto a su libre entender, se supone que el voto estaba apoyando un programa, una ideología, que estaba respaldando a la democracia.

Ver ahora cómo la mayoría de los políticos se rebajan y cómo se reúnen para hacer pactos que pondrían en peligro a la misma democracia con tal de llegar a gobernar,  más que una decepción, es un verdadero cabreo que no debemos olvidar para futuros comicios. 

Nos esperan las elecciones generales de noviembre, a ver si nos dejamos engañar otra vez…

Eduardo Guerra B

Analista político y representante en España de la empresa, Estudios y Organización Eugenio Escuela.