lunes, 25 de mayo de 2015

Del voto cruzado al voto útil, del voto oculto al voto castigo.

 “Los malos funcionarios son electos por buenos ciudadanos que no ejercen su voto”                                                    George Jean Nathan.


Faltando apenas unas horas para que se celebren las votaciones municipales y autonómicas, escribo estas líneas en mi jornada de reflexión, y lo único que me atrevo a pronosticar es que, en esta oportunidad, a las encuestas les costará mucho acertar quiénes son los candidatos ganadores y, por consecuencia, es casi imposible  adivinar los posibles pactos políticos con los que se gobernará en los próximos cuatro años.

La campaña electoral en general, fue muy tranquila, descafeinada, más bien aburrida y plomiza, a pesar de que en el ambiente político irrumpieron las dos nuevas formaciones PODEMOS y Ciudadanos.  Y la dificultad para acertar el pronóstico de los ganadores está en que el voto será o fue, un voto muy disperso y variado.

De seguro, y tal como lo anuncian la mayoría de las encuestas, la tarta electoral se dividirá en tres pedazos más o menos iguales, 33% para el Partido Popular (PP), 33% para el Partido Socialista (PSOE) y 33%  para dividírselo a partes iguales la gente de PODEMOS y de Ciudadanos. De tal manera que si los líderes de Ciudadanos  deciden ser un partido de centro derecha y no centro izquierda como pregonan, entonces podríamos decir que el equilibrio de derecha e izquierda se mantendrá vigente. En consecuencia aquellos que logren mayorías absolutas serán una excepción.

Para poder interpretar qué sucedió finalmente el domingo 24, les planteo estas breves definiciones de los distintos tipos de votos, elementos que ayudarán a entender cómo fue que votaron los ciudadanos españoles:

El voto castigo: Es ese voto que se le niega al partido político al que se votó anteriormente, con la idea de castigarlo por su mala gestión, corrupción, etc. Este voto castigo casi siempre se hace votando en blanco, votando al adversario, o a un tercer partido emergente. Regularmente lo padecen los partidos que están gobernando.

El voto en blanco: Consiste en no introducir ninguna de las papeletas electorales en los sobres, casi siempre está ligado al voto castigo. Hay que tomar en cuenta que en España el voto en blanco no es computable a la hora de repartir escaños, por lo tanto no supone castigo para los grandes partidos, sino al contrario, solamente es un castigo para los pequeños partidos.
El voto útil: Este voto fue muy solicitado por las distintas fuerzas políticas: Mariano Rajoy lo pidió para evitar que la recuperación económica se perdiera; Pablo Iglesias, para que se produjera un cambio verdadero; y Albert Rivera, para que hubiera un cambio sin estridencias. Quienes defienden esta tesis del voto útil, suelen resaltar el valor colectivo del voto y la necesidad de concentrarlo para obtener resultados. En elecciones pluripartidistas muy polarizadas entre dos partidos, también suele solicitarse el voto útil como forma de captar los votos de votantes no tradicionales de esos partidos, basándose en el miedo a que gane el otro, favoreciendo de hecho el bipartidismo.
Quienes cuestionan el voto útil destacan que el mismo tiende a favorecer a los partidos que ya son poderosos, impidiendo el crecimiento de nuevas alternativas. Sostienen también que este tipo de voto es de dudosa legitimidad moral y que el ciudadano debería votar al candidato que más le guste, independientemente de que tenga o no tenga posibilidades de ganar.

El voto oculto: Es uno de los votos más importantes. Los sociólogos e investigadores políticos utilizan este término para definir a las personas que mienten en las encuestas de intención de voto. Este votante que esconde sus preferencias puede cambiar de una elección a otra y es una de las razones que explican la falta de inclinación de los votantes de un determinado partido a revelar su opción, dado que la formación por la que va a votar no es bien vista en su entorno, por ejemplo por estar ligadas sus siglas a casos de grandes escándalos de corrupción.

El voto cruzado: Consiste en introducir papeletas de distintos partidos políticos, a las distintas instancias a elegir. Por ejemplo la lista de concejales al PP que elegirán a su alcalde; la lista del Cabildo al PSOE, para elegir al presidente del Cabildo; y la lista a los diputados autonómicos a Coalición Canaria, para elegir el Presidente del Gobierno Canario. Este voto lo suelen hacer aquellos votantes independientes que no están identificados con un solo partido, aquellos menos ideologizados, que votarán más libremente, más allá de las siglas políticas. 

Luego hay una serie de conceptos ligados al voto, como el voto racional o inteligente, el voto del miedo, el voto del resentimiento o de venganza (al que jugó la gente de PODEMOS) e inclusive, el voto de la abstención consiente, que se ejerce no sufragando por no estar de acuerdo con ninguno de los candidatos o listas que se presenten.

Conocidos los resultados, tocará analizar si se impuso el voto castigo, es decir si  castigó o no, o dio la sorpresa el voto oculto, que se ocultó a lo largo de la campaña, o si al final la fuerza y la variedad de las opciones políticas estimuló el voto cruzado que finalmente se cruzó.

Eduardo Guerra B

Analista político y representante en España de la empresa Estudios y Organización Eugenio Escuela.

lunes, 18 de mayo de 2015

El mitin del cierre de campaña

¿Es determinante o no?

No es que los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, con su hora de génesis, suelen ponerse, vibrantes y triunfantes en un hombre.
José Martí.

Cada día más para los partidos políticos españoles, es un dolor de cabeza decidir si hacen o no un gran mitin de cierre de campaña electoral, no importa el ámbito de la candidatura, sea municipal  o si se compite por la presidencia del Gobierno de España. La austeridad y los controles de financiamiento que ejercen las autoridades electorales les complican la toma de esta decisión. Pero a pesar de esta dificultad, sin duda, no hacer un mitin de cierre es perder un espacio y un momento ideal para medir el alcance del mensaje del candidato y es desperdiciar la oportunidad de aparecer en el horario Prime Time de los principales medios de comunicación. Es un momento especial, único, por la posibilidad de relacionarse con su público y de persuadir definitivamente a los indecisos. Está claro que es una gran oportunidad para el diálogo y la comunicación, para potenciar sus cualidades frente al electorado, ideal para mostrarlo como un líder fuerte y alguien capaz de motivar y dominar a las masas.

Este objetivo se debe lograr sin disfrazar al candidato de lo que no es, aprovechando la coyuntura para detectar sus fortalezas y oportunidades, hablándole a la gente que asiste, de aquellos temas sobre los que la gente quiere una respuesta. Es importante tener en mente si la proximidad es una de las fortalezas de nuestro candidato; de lo contrario, se puede originar el efecto adverso de rechazo por inspirar falsedad entre el electorado.

A todas estas, la pregunta obligada es: ¿Cómo se hace un buen mitin?

Aquí, un listado resumido de algunos factores a considerar:

Ø  Previa planificación, tomar en cuenta el contexto en que se realizará el mitin.
Ø  Elaborar los mensajes por público meta.
Ø  Hacer un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) para ver su posición respecto al adversario, para luego atacar los puntos débiles del contrincante y saber lo que demandan los electores.
Ø  Destacar y tener claro los atributos del candidato: cómo irá vestido, si estará en un escenario o no, si tendrá público detrás de él o estará solo.
Ø  El lugar donde se realice el mitin determinará el número de personas que asistan, de tal manera que la organización deberá proporcionar pancartas, banderas y el merchandising  que haga incidencia en la repetición del mensaje. El público es quien hace el ambiente y se le debe estimular y ayudar.
Ø  Considerar el uso de los elementos técnicos, tales como iluminación y sonido.
Ø  Poner en práctica el estilo de mitin exprés: formato breve y de infraestructura sencilla, de mucha actualidad mediática, para casos de cierre en pequeñas localidades.
Ø  El mensaje y el discurso deben mostrar la fuerza del liderazgo. Deben ser intensos, explosivos, directos y emocionales.
Ø  La fuerza del candidato tiene que quedar patente para dar la sensación de confianza, para demostrar que tiene madera de líder.
Ø  Las pequeñas escenas o anécdotas que quedan tras el mitin son especialmente importantes, pues es lo que seguro va a tener eco en la prensa y configuran la imagen pública del candidato.
Ø  Cuidar todos los detalles de la escenografía, del show, de la imagen del candidato, de su lenguaje no verbal y de los valores semiológicos que se quieren transmitir.

Finalmente, toca admitir que estamos en la era de la comunicación instantánea de las redes sociales, pero eso no ha satisfecho las necesidades humanas de querer compartir, de estar juntos, de rozarse en masa. En un mitin el individuo es una pequeña parte de ese universo, pero a la vez se siente fuerte y aliado con el colectivo que comulga en un espacio físico que impresiona y emociona.
Pretender que el mitin de cierre sea el milagro que hará ganar unas elecciones, a pesar de cometer varios errores a lo largo de la campaña sería medio iluso, pero no hacerlo sería quitarle el mayor momento de emoción a la misma.

Eduardo Guerra B

Analista político y representante en España de la empresa Estudio y Organización Eugenio Escuela.

Twitter: @eduardoguerrab


lunes, 11 de mayo de 2015

Cuando el voto oculto descalabra las encuestas…


“Tiene algo que ocultar aquel que toma a mal las críticas”  
                                                                                Helmut Schmidt. 
                                                                                          
Los resultados de las recientes elecciones en el Reino Unido, hacen saltar de nuevo a la palestra el tema del voto oculto, que en teoría no detectan las encuestas. Por supuesto que en España, donde estamos en plena campaña electoral, será objeto de debate el posible paralelismo del ambiente político entre los dos países y, claro está, el Partido Popular será el más interesado en esa posible similitud. Cuando todas las encuestas daban un empate técnico entre Laboristas y Conservadores, e incluso ésa era la tendencia en las primeras encuestas a pie de urna (exit polls), la sorpresa fue cuando se contaron todos los votos. David Cameron y su partido habían logrado la mayoría absoluta. Y no sólo se consolidaron los Conservadores, sino que el bipartidismo se mantuvo más fuerte que nunca, a pesar de la amenaza que detectaban las encuestas al pronosticar la fuerte llegada de dos nuevas fuerzas emergentes. Al parecer se impuso la estabilidad a la aventura, la economía de los ingleses va bien, en ascenso, los datos económicos los respaldaban y la mayoría no quiso poner en juego esa tendencia.  Descarrilar la economía era muy costoso para experimentar.

El otro posible factor que influyó en el electorado británico fue el freno que se les puso a los nacionalistas de Escocia, cuya amenaza de secesión sigue latente a pesar de que perdieron el referéndum el año pasado.

Sin duda estos dos factores también están presentes en la realidad española, de tal manera que para el PP será muy cómodo hacer ver que en España puede pasar lo mismo, dado que la tendencia de la economía va en ascenso y también hay la amenaza del separatismo catalán y del vasco. Por supuesto, la oposición española en su conjunto dirá que España no es el Reino Unido y que las condiciones no son las mismas, pero para beneficio de los Populares, si las encuestas inglesas no se hubieran equivocado, entonces dirían que la similitud era casi idéntica.  El otro punto a valorar por la oposición española, es argumentar que los Conservadores ingleses utilizaron el miedo como estrategia para disuadir a los votantes y por tanto, seguramente denunciarán la campaña de Rajoy por tratar de asustar al electorado español.

Y a todas estas ¿Qué pasó? ¿Funcionó el voto oculto? ¿Por eso se equivocaron las encuestas?

Son muchos los factores que se esgrimen a la hora de detectar los errores de las encuestas, y el voto oculto es uno de los más importantes. Los sociólogos e investigadores políticos utilizan este término para definir a las personas que mienten en las encuestas de intención de voto. Este votante que esconde sus preferencias puede cambiar de una elección a otra, y una de las razones que explican la falta de inclinación de los votantes de un determinado partido a revelar su opción, es que la formación por la que va a votar no sea bien vista en su entorno, por ejemplo por estar ligadas sus siglas a casos de grandes escándalos de corrupción.

Otro factor esgrimido por los responsables de las empresas encuestadoras es la incidencia de la campaña en el voto final de los electores, es decir que el mensaje vendido en la campaña ha sido capaz de modificar la decisión del votante.  No obstante y a pesar de  todo eso, hay un consenso amplio entre politólogos y sociólogos en que la campaña electoral tiene unos efectos más bien escasos en el cambio de voto de los electores. Salvo en el grupo de los indecisos, la decisión de por quién votar ya se tiene dos o tres semanas antes del día de las elecciones.

Las encuestas bien hechas suelen acertar muy de cerca los resultados, sobre todo si las hacen empresas serias.  Pero definitivamente el tema del voto oculto es una realidad que se puede presentar cuando son variadas y múltiples las opciones de oferta electoral y sobre todo cuando la opinión pública se ha visto sometida a fuertes presiones mediáticas que obligan o inhiben la opinión de grupos que se sienten atrapados y posiblemente perseguidos, si se atreven a manifestar una idea distinta a la del grupo que más ruido hace.

Hace apenas unos meses las encuestas también se equivocaron en las elecciones de Israel, esta semana fue en el Reino Unido, así que el voto oculto, se ocultó…

¿Será que en que en la España del 2015 viviremos una situación parecida?

Amanecerá y veremos.

Eduardo Guerra B.

Analista político y representante en España de la empresa Estudios y Organización Eugenio Escuela.
Twitter: @eduardoguerrab


lunes, 4 de mayo de 2015

¿Cómo conquistar el  voto de los inmigrantes?

“Europa no conseguirá sobrevivir sin inmigración. No debería tenerse tanto miedo de eso: todas las grandes culturas surgieron a partir de formas de mestizaje”
Günter Grass

Las  elecciones municipales, autonómicas y generales, a celebrase este 2015 en España, a todas luces se presentan muy complejas y difíciles de acertar, dado el gran número de partidos y opciones que se presentan.  En el ambiente lo único que se respira es que los dos grandes partidos, PP y PSOE, luchan por no verse desplazados por los dos fenómenos: PODEMOS y Ciudadanos. Eso obliga a que todos los aspirantes busquen con ahínco el voto de todos los sectores o segmentos de la población.

Un segmento, sin duda importante es el de los extranjeros, que en España ronda los 6.000.000 de personas, de diversas nacionalidades y de todos los continentes. Claro está, que no todos pueden votar, en virtud del principio de reciprocidad que establece la Constitución Española, sobre la base de que sólo pueden votar los extranjeros residentes en España, cuyos países de origen también les reconozcan a los españoles residentes en esos países, el derecho al voto. En las elecciones municipales de 2015 podrán votar ciudadanos de la Unión Europea, Bolivia, Cabo Verde, Chile, Colombia, Corea, Ecuador, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda, Paraguay, Perú y Trinidad y Tobago.

Hay casos como el de los venezolanos, que aunque no tienen ese derecho al voto,  dado que Venezuela y España no han firmado ese acuerdo de reciprocidad, aun así muchos de ellos podrán votar porque ya tienen la nacionalidad española, bien porque sus padres son españoles de nacimiento, o por arraigo, al vivir por más de dos años en España con permiso de residencia.

Según un estudio reciente, realizado por David Placer, @dplacer, Madrid, y publicado por KonZapata.com, la cifra real de los venezolanos residentes  en España supera los 162.144 personas, y de ellos, algo más de dos tercios tienen la doble nacionalidad, aproximadamente unos 119.885 venezolanos-españoles; distribuidos fundamentalmente en Canarias (47.917), Madrid (31.000), Galicia(21.464) y Cataluña (19.504). Esto sin contar con un gran número de retornados (Nacidos en España) que vivieron muchos años en Venezuela y que la crisis los obligó a volver a sus comunidades de origen. Vale reconocer que 119.885 posibles votos, dentro de 6.000.000 de extranjeros no son una cifra importante, capaz de voltear los resultados de unas elecciones generales, pero sí pueden ser decisivos en Municipios medianos y pequeños.

Si en un ejercicio hipotético, consideráramos que el porcentaje de abstención del 40%  se pudiera extrapolar por igual a los extranjeros con derecho a voto, entonces estaríamos hablando, que sólo de la comunidad venezolana votarían 71.931 personas, de las cuales 28.750 votarían en Canarias.

Y a todas estas  ¿Cómo conquistar el voto de los inmigrantes?

Aunque no hay una formula única del éxito, sí podemos  reseñar algunas recomendaciones, sobre todo viendo las experiencias vividas en los Estados Unidos, donde la población de extranjeros es muy importante y la comunidad latinoamericana es una de las más grandes, con más de 50 millones, que representan el 13% del total.

Ø  Usar la música como vehículo fundamental  de comunicación, sobre todo si son latinoamericanos.
Ø  Hablarle a ese electorado a través de valores, viendo al inmigrante como una historia de esfuerzo, de éxito y contribución al crecimiento del país.
Ø  No darle relevancia al concepto ideológico de derechas o de izquierda, haciéndoles ver que da igual, lo que cuenta es su integración.
Ø  Ofrecerle la oportunidad de trabajar y de emprender, dado que el inmigrante viene con muchas ganas de trabajar, sabiendo que lo dejó todo por venir a España, que le va a echar muchas ganas y no quiere que el Gobierno lo mantenga.
Ø  No utilizar al inmigrante en mensajes negativos, porque el político que se agarre a esa bandera, echándole la culpa a la inmigración de los males que sufre el país, no solo perderá esos votos, sino los de las generaciones siguientes.
Ø  Hablarles del futuro, eso siempre será mejor que hablarles del pasado.
Ø  Integrar en los partidos políticos españoles, a los líderes o representantes más destacados de cada comunidad, en cada municipio, bien como miembros activos que trabajen en las campañas, e inclusive llevando algunos en sus listas de candidatos.
Ø  Acercarse y escuchar las expectativas y problemas que tienen como ciudadanos y extranjeros, a través de sus asociaciones y los medios de comunicación afines.
Ø  En resumen, la palabra es integración, haciéndoles partícipes de todo como ciudadanos de primera con derechos y deberes.

Sé que aquí en Canarias, ya se han dado casos recientes de aplicación de esta estrategia de integración, de tal manera que partidos como el PP y UPyD, han incorporado en sus listas a personas reconocidas de la comunidad venezolana, así como Coalición Canarias tiene desde hace muchos años un número importante de canarios nacidos en Venezuela, (de padres canarios) y que han hecho carrera destacada en el partido. 

El voto del inmigrante se podría considerar como “la pequeña gran suma”, ésa que es capaz de decidir cualquier resultado, tanto como lo ha sido en los Estados Unidos, que determinó el triunfo de George Bush y de Barack Obama.

Eduardo Guerra B.
Analista político y representante en España de la empresa Estudios y Organización Eugenio Escuela.
Twitter: @eduardoguerrab.