¡Se consumó el cambio!
Ciudadanos y PODEMOS han decidido el nuevo
mapa político de España.
"Todo fluye, nada permanece"
Heráclito de Efeso (540-470 a .
C.) Filósofo griego.
Heráclito de Efeso (540-
Finalmente el sábado 13 de junio se dio un cambio político en
España, las elecciones municipales y autonómicas determinaron que el
bipartidismo dejó de ser hegemónico para darle paso al cuatripartidismo
español. Lo interesante e importante es que ahora las estrategias de los cuatro
partidos estarán orientadas a ganar las próximas elecciones generales de
noviembre.
Y a todas estas,
¿Quién quedó mejor parado de cara a ese escenario?
Para el Partido
Popular la situación es difícil y compleja. Aún siendo el partido que más
votos consiguió, sin duda es el más afectado al perder ciudades como Madrid,
Valencia y Zaragoza, después de gobernar en ellas por más de veinte años. La
corrupción ha sido su principal lastre y para más INRI, han tenido que asumir
el gran disgusto de la población con las medidas de ajuste económico, y ahora
que se empieza a ver cierta mejoría en la tendencia de la recuperación de la
economía, posiblemente las maduras se las comerá otro, quedándose el PP sólo
con las verdes. Mariano Rajoy se muestra confundido, primero dice que no hará
ningún cambio ni en su equipo humano, ni en las políticas económicas, para unos
días después declarar y admitir que sí los hará. Luego, pasadas unas horas,
dice que nadie debe hacerse expectativas con tales cambios, algo así como que
está deshojando la margarita. Su estrategia más segura es presentarse como el
único partido y candidato que puede evitar que la izquierda, sobre todo la
izquierda rabiosa, frene y acabe con la tendencia de mejoría económica; se
mostrará como el único capaz de frenar la amenaza comunista que quiere destruir
el estado monárquico y ser el único capaz de frenar a los independentistas que
no quieren una España unida. Es posible que tenga éxito con esta estrategia,
sobre todo va a depender de lo que hagan los nuevos gobiernos municipales y
autonómicos de izquierda, que ya amenazan con sus primeras medidas la
estabilidad y la cordura en Barcelona, Valencia, Cádiz o Madrid. Su posibilidad de volver a ser Presidente del
Gobierno de España pasa por ser apoyado por Ciudadanos, único partido con el
que puede sentarse a negociar.
Albert Rivera y
Ciudadanos han
jugado a ser reconocidos como el verdadero partido del centro, al apoyar a
Susana Díaz (PSOE) en Sevilla, o a Cristina Cifuentes (PP) en Madrid. Podríamos
decir que es el partido bisagra de la democracia española, capaz de frenar a
los independentistas (casi logran evitar que
Compromís de Valencia entrara en el gobierno, haciéndole la oferta a
Ximo Puig del PSOE). Como sus votos provienen en su mayoría de los
decepcionados del PP, la izquierda los acusará de ser la marca blanca del PP o
del bipartidismo, pero resulta que Ciudadanos se alimenta también de los votos
de los disgustados del PSOE y hasta de los de PODEMOS. Se presentará de cara a
las generales como el único partido del cambio democrático, constitucionalista,
monárquico, no corrupto y con caras nuevas. Quién quita que Albert Rivera sea
el presidente de Gobierno español con el apoyo abierto y explícito del PP y de
Mariano Rajoy, que para evitar que Pablo Iglesias-PODEMOS lleguen a la Moncloa , terminen por apoyarlo
como Presidente. Dependerá del número de votos que consiga cada uno.
El PSOE de Pedro
Sánchez es el otro
gran perdedor del bipartidismo, habiendo perdido más de 600 mil votos en las
municipales y autonómicas, pero quedando bien parados y ganando influencia para
hacer pactos con los partidos de izquierda radical y con los independentistas.
Pedro Sánchez está jugando a ser la fuerza hegemónica de la izquierda, apoyando
y dejándose apoyar por PODEMOS y sus marcas blancas. El problema para Sánchez
es que Pablo Iglesias aspira, y así lo dice, ser la verdadera fuerza de
izquierda, que ya se fagocitó a Izquierda Unida y que tiene gran posibilidad de
hacerle lo mismo al PSOE. Al parecer, olvida Pedro Sánchez que su partido fue
fundador de esta democracia, que su partido es constitucionalista, y que
también tienen un gran rabo de paja de la corrupción. Su estrategia es ganar fuerza en alcaldías y
autonomías a través de los pactos, para desde esa base intentar convencer a
España que con él volverá al estado de bienestar, que según la izquierda, dañó
el PP. Un dirigente fundamental del
PSOE, Felipe González, le ha recordado en estos días a Sánchez que se cuide,
porque “Está haciendo pactos con los monaguillos de Maduro” (Iglesias,
Monedero, Errejón, etc.) El verdadero problema del PSOE es que si apoya el
Statu Quo (PP, bipartidismo) PODEMOS lo arrasa, y si apoya a PODEMOS y las
otras fuerzas de izquierda, igualmente pueden ser desplazados. Está el PSOE sufriendo ya el síndrome del
“abrazo del oso”. Para completar sus desaciertos han terminado por apoyar a los
independentistas del CIU en Cataluña, Ada Colau en Barcelona y a los de
Compromís en Valencia, todo con tal de sacar al PP de los gobiernos. Han pasado
de ser un partido de gobierno a ser un partido bisagra para que otros manden.
PODEMOS, sus marcas
blancas y Pablo Iglesias. En realidad son ganadores. Al igual que Ciudadanos, sin tener nada,
ningún concejal, alcaldes o presidentes de autonomías, han pasado a ser los que decidieron el mapa
de quién mandará en España, y a tener representación en todo el país. Vale
advertir que mientras Ciudadanos sí se presentó con sus propias siglas; PODEMOS
lo hizo en alianzas con fuerzas locales de izquierdas, de tal manera que
Manuela Carmena (nueva alcaldesa de Madrid) dijo hasta el cansancio en la
campaña que ella no era de PODEMOS. La estrategia de Pablo Iglesias se basará
en tratar de desvincularse de sus nexos y conexiones chavistas de izquierda
radical, o de su parecido al Syriza
griego, para intentar simular parecerse lo más posible al PSOE social
demócrata. Él sabe que se está metiendo
en un pozo con un tiburón llamado PSOE, pero también confía que él y su gente
son como las pirañas del pozo tropical. Han sabido aprovechar el descontento de
la gente, le han sacado partido a la crisis económica, han sabido denunciar la
corrupción del PP y del PSOE y pueden llegar a la Moncloa si logran
convencer a los españoles de que ellos no son la franquicia del socialismo del
Siglo XXI, CastroChavistaMadurista. No son un partido bisagra y aspiran
polarizar la campaña con el PP.
Dadas las circunstancias, nada me extrañaría que en algún
momento de los próximos cuatro años, veamos cómo a Nicolás Maduro o a Evo
Morales, les entreguen las llaves de la ciudad de Madrid o de Barcelona, como
invitados ilustres…
Eduardo Guerra B.
Analista político y representante en España de la empresa
Estudios y Organización Eugenio Escuela.
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