lunes, 26 de enero de 2015

¿El humor  y  el sarcasmo para ganar elecciones?                                                                                                                                     
"La irrisión o burla es una especie de alegría mezclada con odio que nace cuando descubrimos algún pequeño mal en una persona a la que consideramos merecedora de él. Se siente odio por ese mal y alegría de verlo en quien es digno de él".
Descartes



El uso del humor y el sarcasmo en las campañas electorales no es nuevo, y se podrían comentar muchos ejemplos, aunque no en todos los casos se ha tenido éxito en su cometido. Y es que el humor como la risa, no sólo son una manifestación de expresividad y comunicación, sino que, de acuerdo con distintas investigaciones psicológicas, son un recurso importante para la salud; por eso siguen de moda las sesiones de risoterapia.

Como consecuencia práctica, la receptividad del mensaje humorístico por parte del pueblo es y ha sido siempre elevada, y esto fundamentalmente por la predisposición del receptor a su consumo; una predisposición que supera el nivel intelectual para convertirse en emotivo.  En resumen, podríamos decir que el humor es como el estímulo que transmite un emisor, y la risa es la respuesta condicionada del receptor; por eso, no es extraño pensar que en política se logre mucha empatía con un segmento del electorado haciéndolo reír.

¿Y siendo así, por qué entonces no todos los políticos hacen uso del humor en sus campañas?

Eugenio Escuela, consultor y estratega político internacional, comentó en su día: “Es fácil, falta inteligencia, lo que abunda en las campañas políticas es el chiste, que no es lo mismo…”

Por otro lado, siempre recuerdo la recomendación que les hace a sus contertulios, el buen amigo, el escritor Antonio Salazar, en su programa radial “La Gaveta” cuando les advierte, que hacer uso del sarcasmo en la radio es muy delicado, porque los oyentes no siempre entenderán lo que han querido decir. 

Y es que, si el contenido humorístico no está bien pensado, se puede convertir en un boomerang que más bien logre el rechazo de quien pretendió hacer reír.

En España podemos recordar que en la campaña electoral de 2008, se destacaron el símbolo de la Ceja (“El Zejas”) de Zapatero y “La Niña de Rajoy”, donde se vio un mejor uso del humor por parte de Zapatero que de Rajoy, los que generaron más de 600 vídeos que circularon por internet.  De esa fecha para acá, programas como “El Intermedio”, que se transmite por la SEXTA TV, se ha mantenido como uno de los más vistos de esa cadena, y todo en base a la explotación del sarcasmo y el humor político, sobre todo, tomando como centro de burla en sus guiones, a los políticos del PP, dada su abierta inclinación y parcialización con el PSOE.

Apenas hace unos días, pudimos ver a un Pablo Iglesias (PODEMOS), crecido y con actitud sobrada, burlándose y mofándose de Pedro Sánchez, en un mitin en el Palacio de Congresos de Sevilla, a cuento del episodio vivido por Sánchez en Washington, que no llegó a tiempo a una conferencia porque se perdió, aunque llevaba un GPS en el coche.

“Lost in USA y  probablemente, Loser in Spain” (Perdido en Estados Unidos y probablemente perdedor en España), bromeó Iglesias y siguió, “Sabéis que mi serie preferida es, Juego de Tronos, ¿Y la de Pedro Sánchez? ¡Perdidos!”, lo que generó múltiples carcajadas del público que estaba en el auditorio.

Días después, Pedro Sánchez le respondió a través del programa “Espejo Público” de Antena 3 TV, diciendo que “Si Pablo Iglesias quería hacer humor, al menos debería aprender a sonreír y a decir los chistes bien…”

Obviamente, Pablo Iglesias utilizó el recurso de un sarcasmo y humor burlón para ganarse  al público Sevillano presente, pero seguramente también se ganó la antipatía de muchos militantes del PSOE, que vistas las encuestas, ya se veían haciendo pactos con PODEMOS en las próximas elecciones.

Nos esperan diez meses de campaña electoral muy ruda,  donde el sarcasmo y el humor seguramente estarán presentes.

El humor en sí es bueno y recomendable, lo peligroso puede ser su mal uso; lo mejor sería reír con él (La posible víctima), y no reírse de él… burlándose del adversario.

 Eduardo Guerra B

Analista político y representante en España de la empresa Estudios y Organización Eugenio Escuela.

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